Tanto Las Palmas de Gran Canaria como Santa Cruz de Tenerife cuentan con magníficos ejemplos de arquitectura religiosa. La mayoría de las iglesias que se levantan en las capitales canarias no solo son admirables por sus bonitas formas y sorprendentes detalles constructivos, sino lo son también por haberse convertido, durante siglos, en valiosos contenedores de un fabuloso y rico patrimonio artístico. Pinturas, retablos, esculturas e imágenes de alto valor se custodian en nuestros templos, verdaderos museos que durante Semana Santa y en otras fechas litúrgicas, exponen sus fondos por las calles.
La religión católica ha sido durante mucho tiempo de capital importancia para la sociedad isleña. Incluso antes de la conquista, el catolicismo estaba presente ya entre los aborígenes por medio de los misioneros mallorquines instalados en Gran Canaria y por la presencia de la talla de la Virgen de Candelaria en Tenerife. Con la ocupación militar del territorio por parte de la corona de Castilla, en los reales o campamentos se levantaron, casi de forma inmediata, altares que, más tarde, fueron resguardados entre muros y techos en pequeñas ermitas. Estas, en algunos casos, se convirtieron en iglesias agrandadas según su particular importancia. Un caso aparte lo tenemos en la ciudad de Las Palmas, que desde 1485 fue sede episcopal, lo que dio paso a la construcción de un complejo de mayor categoría: una catedral.
Otro factor fundamental para la proliferación de edificaciones religiosas en Canarias fue el establecimiento de diversas órdenes religiosas (dominicos, franciscanos y agustinos, principalmente) que erigieron nuevas iglesias y conventos en las principales poblaciones de las islas.
Los templos canarios durante los primeros siglos se construyeron bajo premisas de influencia claramente mudéjares: simples construcciones con techos de madera, cubiertas de teja y sencillas portadas con detalles renacentistas o, en la mayoría de los casos, barrocos. Con el paso del tiempo los estilos artísticos fueron evolucionando y las edificaciones religiosas pasaron estilísticamente desde el neoclasicismo ilustrado, al historicismo burgués, llegando hasta la actualidad con ejemplos de arquitectura contemporánea.
Con todo, las iglesias y sus alrededores funcionaron durante siglos como auténticos puntos neurálgicos de las poblaciones. Allí no solamente se iba a actos litúrgicos, también eran centros de reunión social de primera magnitud; núcleos de vida comunitaria, puntos de encuentros, espacios donde ver y ser vistos, zonas de festejos y duelos, de celebraciones y derrotas e incluso, en no pocas ocasiones, actuaron como recintos, a falta de otros, donde se celebraban reuniones ciudadanas y asambleas en las que se decidían asuntos importantes para la comunidad.
Si quieres acercarte a descubrir la historia y aspectos curiosos sobre algunos de los templos de las capitales canarias, accede a los siguientes enlaces:
Las Palmas:
Iglesia de San Francisco de Asís
Iglesia de San Francisco de Borja
Iglesia de Santo Domingo de Guzmán
Santa Cruz: