El racionalismo, también llamado estilo internacional o movimiento moderno, fue una corriente arquitectónica que cuajó de manera significativa por todo el mundo durante la tercera década del siglo XX, introduciendo y sentando las bases fundamentales de la arquitectura y del urbanismo contemporáneo. Un factor determinante en la aparición de este movimiento fue la apertura en 1919 de la Bauhaus, una escuela de arquitectura, arte y diseño, dirigida por Walter Gropius con sede en la ciudad alemana de Weimar. Desde aquí se abogaba por nuevas ideas que propugnaban un estilo funcional de líneas sencillas (cubiertas planas, fachadas lisas, ventanas en esquina, empleo de materiales como el hormigón, acero y cristal, etc.) y basado en la producción industrial. Durante los años posteriores al fin de la Primera Guerra Mundial empezaron a descollar varios arquitectos como el propio Gropius, Le Corbusier y Ludwig Mies van der Rohe, considerados los máximos exponentes de este movimiento que ayudaron a su difusión internacional, dejando atrás la “vieja” arquitectura ecléctica del pasado con sus fachadas recargadas y sus inútiles ornamentos.
En Canarias el introductor de este nuevo estilo y su primer difusor fue el arquitecto grancanario Miguel Martín Fernández de la Torre (1894-1980) que a finales de la década de los años veinte proyectó, tanto en Las Palmas como en Santa Cruz de Tenerife, obras de enorme interés basadas en los nuevos postulados. A él se unirán de forma casi inmediata otros arquitectos de la talla de José Enrique Marrero Regalado, José Blasco y Domingo Pisaca, que durante casi dos décadas levantaron edificaciones racionalistas en las capitales canarias.
El arraigo de estas nuevas ideas en el Archipiélago no solo viene dado por el convencimiento de los técnicos de que la arquitectura necesitaba una renovación completa, sino también por la aceptación de una parte importante de la emergente burguesía joven y culta que reclamaba lo novedoso y vanguardista como símbolo de los nuevos tiempos. En el campo de las expresiones artísticas en Canarias las vanguardias tuvieron un fuerte impulso desde la Escuela de Artes Decorativas Luján Pérez en Gran Canaria y, de manera especial, con la aparición de la revista Gaceta de Arte en Tenerife en febrero de 1932. Las Islas, durante este periodo, desde el punto de vista de la cultura de vanguardia no se encontraban en la periferia; eran centro. Esto se estropeó con el estallido de La Guerra Civil española. A pesar de todo, la arquitectura moderna prosiguió su camino hasta la mitad de los años cuarenta, cuando el neo-canario y lo folclórico se puso de moda, pero sus postulados no fueron olvidados y, décadas después, el movimiento moderno volvió a resurgir con la misma base de antaño pero ahora con postulados renovados.
La ciudad de Las Palmas cuenta con un patrimonio arquitectónico racionalista digno de resaltar. Casi todo este legado se debe al estudio del arquitecto Miguel Martín que durante la década de los años treinta produjo más de trescientas obras, la mayoría para la capital grancanaria. Nosotros hemos destacado cerca de una treintena, con las que hemos desarrollado dos rutas por diferentes zonas. La primera, que ahora les proponemos, abarca Vegueta, Triana, sus alrededores, añadiendo dos edificaciones fuera del casco urbano que por su trascendencia tenían que estar en la lista.
Acompáñanos, en este primer paseo, a degustar buena arquitectura moderna realizada hace casi cien años y que parece que fue concebida ahora mismo. Disfrutaremos de la estética y majestuosidad de edificaciones tan conocidas como el Cabildo Insular, pero también, en el recorrido, esperamos descubrir pequeñas joyas escondidas que seguro que nos sorprenden.
RUTA 1. VEGUETA, TRIANA Y ALREDEDORES
- Casa Machín
- Edificio Viuda de Bonello
- Direcciones Territoriales de Educación
- Cine Cuyás
- Edificio Wiot
- Edificio de Viviendas y Hotel Parque
- Cabildo Insular de Gran Canaria
- Casa Ponce
- Casa Galbán
- Gasolinera
FUERA DE RUTA
11. Casa del Niño
Es de agradecer que se hable de #MiguelMartín #MiguelMartínFernándezdelaTorre, sin embargo les pido que lo hagan desde la RIGIDEZ INFORMATIVA, ya bastantes errores se han ido repitiendo a lo largo de los años sobre su obra.
Miguel NO FUE UN ARQUITECTO BAUHAUS. Miguel en su enorme curiosidad, viajó, se suscribió a las mejores revistas de arquitectura de su época, fue acogiendo estilos a su obra: el racionalismo entre ellos. Y finalmente, la primera foto que uds. colocan en su post, “la gasolinera de Tomás Morales, NO ES DE Miguel, es de #FerminSuarezVálido”
Gracias por la difusión pero háganlo correctamente.
Fdo. J.Miguel Martín-Fernández P.
Estimado comunicante, ante todo, queremos agradecerle el interés mostrado al enviarnos sus comentarios.
En primer lugar, deberíamos decirle que nosotros no afirmamos que Miguel Martín Fernández de la Torre fuera un arquitecto Bauhaus; lo que sí afirmamos es que fue el primero en Canarias en adaptar los postulados de la arquitectura racionalista, ligada desde mediados de los años veinte a la Bauhaus, desarrollándolos durante más de una década y elaborando una arquitectura totalmente novedosa en las islas. Como muy bien dice usted, “Miguel en su enorme curiosidad, viajó, se suscribió a las mejores revistas de arquitectura de su época, fue acogiendo estilos a su obra: el racionalismo entre ellos”. Estamos seguros que estaba al tanto de la vanguardia arquitectónica de ese momento, aunque no por ello fuera una arquitecto Bauhaus. Lo que sí fue, fue un arquitecto como “la copa de un pino” y en cada estilo que se adentró (eclecticismo, racionalismo, regionalismo…), como curioso e inquieto que era, siempre realizó unos magníficos trabajos que dejaron su impronta.
En segundo lugar queremos aclararle que en ningún momento hemos atribuido “la gasolinera de Tomás Morales”, como usted la denomina, a Miguel Martín Fernández de la Torre, como podrá comprobar al acceder al enlace de Mapping correspondiente a esta obra. Don Miguel es autor de mucha de las edificaciones más significativas del racionalismo arquitectónico levantado en Las Palmas de Gran Canaria, pero no de todas.
Agradeciendo de nuevo su interés por nuestro trabajo, reciba un cordial saludo.