Canarias cuenta con una complicada orografía que ha dificultado históricamente sus conexiones terrestres, ya no solo entre pueblos vecinos, sino entre barrios y zonas próximas de una misma población. La construcción de puentes en zonas estratégicas ha sido un hecho fundamental para el desarrollo del Archipiélago.
El macizo de Anaga es un lugar donde destaca un conjunto de valles profundos, separados por estrechos interfluvios que parten perpendicularmente de una línea de cumbres, dando lugar a la formación de importantes barrancos en ambas vertientes de la cordillera. La ciudad de Santa Cruz de Tenerife se asienta en las estribaciones sur de dicho macizo y siempre luchó por sortear los principales barrancos de su casco urbano (Santos, Aceite o “Barranquillo”, San Francisco o Guaitre, San Antonio, etc.) en su afán por conectar las diferentes zonas habitadas y ocupar nuevos terrenos que hasta ese momento eran inaccesibles.

Los primeros puentes construidos en la ciudad no eran más que ocasionales pasarelas de madera. Después aparecieron construcciones algo más sólidas de piedra y argamasa. Un poco más tarde los barrancos menores fueron poco a poco abovedados, dando paso por encima de sus cauces a nuevas vías urbanas. Así ocurrió con el barranco de San Antonio que se convirtió en la calle del mismo nombre; el de San Francisco o Guaite mudó, a partir de la Plaza del Príncipe, en la calle Ruiz de Padrón; y también, el “Barranquillo” (Aceite) se transformó en su tramo final en la calle Imeldo Serís. Este último, antes de ser abovedado a comienzos del siglo XIX, llegó a contar con nada menos que siete pasarelas que salvaban el cauce a lo largo de su recorrido desde el mar hasta la altura de la actual Plaza de Weyler; y es que la ciudad había crecido sobre sus laderas.

El mayor barranco urbano de Santa Cruz, el de Santos, contó desde muy temprano con un rudimentario puente ubicado casi en su desembocadura. Conocido como Puente de El Cabo, esta básica estructura facilitó el tránsito hacia el barrio de El Cabo y hacia el camino de San Sebastián, único acceso en ese momento al interior de la isla. Siglos más tarde, ya en el XVIII, se construyó el de Zurita, otro puente instalado curso arriba y levantado a mayor altura sobre su cauce para evitar el derrumbe durante las crecidas.
A finales del siglo XIX los ingenieros, adalides del progreso, empezaron a construir estructuras mucho más fiables. Aparecieron entonces puentes con eficientes apoyos y arcos que trasmitían de forma segura todas las cargas de la estructura. Realizados en cemento, acero y hormigón, los nuevos puentes fueron empleados para dar continuidad a diversas carreteras que conectaban el centro urbano con la periferia (Asuncionistas, Tahodio, Valleseco, San Andrés, Igueste, Taganana), lugares que no solo quedaban conectados con la capital sino que ahora además, mitigaban su propia dispersión al unir laderas opuestas donde se asentaban distintos grupos poblacionales del mismo caserío.

Durante el siglo XX la ciudad creció sin pausa. Nuevas demandas dieron como resultado la construcción de varios puentes más sobre el cauce del barranco de Santos, cada uno atendiendo a una necesidad específica: el de Galcerán, conectó la ciudad con la nueva zona industrial de la Refinería, dando paso con los años a la urbanización de la zona de La Salle; el de La Avenida Marítima, como salida hacia la autopista del Norte y hacia el aeropuerto de Los Rodeos; el Puente Serrador, conectó el centro histórico con el nuevo mercado y su zona adyacente; y, por último, el de Javier del Loño, fundamental como arteria hacia los núcleos poblacionales de las afueras, en particular, hacia el populoso Barrio de La Salud.

Cada una de estas infraestructuras tiene unas características específicas, pero todas funcionaron desde el principio como puertas abiertas hacia nuevos ámbitos de crecimiento urbano y también como nexos que, salvando una orografía difícil, interconectan variados ámbitos de la ciudad.

Si quieres saber algo más sobre los puentes de Santa Cruz de Tenerife, solo tienes que acceder a los siguientes enlaces:
- Puente de El Cabo
- Puente de Mead o de La Caleta
- Puente de Nuestra Señora del Carmen
- Puente de las Tiendas
- Puente de Santo Domingo
- Puente de La Gloria
- Puente de San Roque
- Puente Zurita
- Puente de los Franciscanos
- Puente de Mandillo
- Puente de las Asuncionistas
- Puente de Valleseco
- Puente de Igueste de San Andrés
- Puente de Taganana
- Puente Galcerán
- Puente de la Avenida Marítima
- Puente Serrador
- Puente Javier del Loño