La historia de la antigua población que habitó el archipiélago canario antes de la llegada de los europeos es una cuestión que hoy en día suscita variadas impresiones: enigmas por resolver, evocaciones dramáticas por la desaparición de toda una comunidad y un halo de romanticismo que envuelve todo lo que tiene que ver con la cultura ancestral de las Islas.
La historiografía y los trabajos arqueológicos nos han ayudado a entender muchos aspectos sobre la vida, economía, religión, etc. de los primeros habitantes de Canarias, pero quedan numerosas preguntas por contestar. Está claro que llegaron del norte de África, pero: ¿cómo llegaron?, ¿cuándo llegaron?, ¿por qué llegaron?, ¿cómo fue la evolución de estos habitantes asentados aquí durante siglos hasta la llegada de los europeos? Estas preguntas solo pueden ser contestadas por medio de un riguroso trabajo de investigación, tanto desde el punto de vista de las fuentes documentales como desde el arduo ejercicio de la arqueología. Poco a poco, e isla a isla, se ha ido conformando el intrincado y fascinante rompecabezas, del cual aún faltan numerosas piezas, de un pueblo hoy extinguido pero cuyo legado ha permanecido a lo largo de los siglos de forma indeleble entre nosotros.

Pocos son los vestigios aborígenes que han perdurado en los lugares que hoy ocupan las principales capitales canarias. Tanto Las Palmas de Gran Canaria como Santa Cruz de Tenerife, a lo largo de siglos, han ido desarrollando sus tramas urbanas sepultando y obviando cualquier indicio de vida anterior a la llegada de los europeos. Y eso que en ambos territorios existió un abundante poblamiento aborigen, como así lo demuestran los restos hallados en los cauces y laderas de los barrancos de Guiniguada y Guanarteme, en la zona de la Isleta y en varios puntos de las medianías del municipio de Las Palmas de Gran Canaria. Por su parte, en Santa Cruz de Tenerife encontramos presencia poblacional aborigen tanto en el flanco norte del municipio (Taganana, El Draguillo, San Andrés), como en la zona centro (barrancos de Santos, Ifara, del Hierro), ambos ámbitos enmarcados dentro del menceyato de Anaga. De igual manera, en la zona sur, vinculada al menceyato de Güímar, los restos guanches también son abundantes (Acorán, Barranco del Muerto, La Gallega, El Tablero, etc.).

Pasamos a destacar a continuación una serie de yacimientos arqueológicos localizados en ambas capitales. Hemos intentando poner énfasis, por un lado, en algunos centros de habitación prehispánicos localizados en mayor número en Las Palmas; y por otro, en los enigmáticos grabados rupestres asociados a prácticas pastoriles y mágicas que aún se conservan en el término municipal de Santa Cruz de Tenerife.

Acompáñanos a visitar estos lugares que nos ayudan a valorar y entender el mundo de los aborígenes canarios, cuyo valioso y atractivo legado forma parte inalienable de nuestro pasado.
En Las Palmas:
- Cuevas de la Angostura
- Cuevas de los Canarios
- Cuevas de los Frailes
- Las Huesas
- Lomo de San Gregorio
- Risco del Drago
- Yacimientos de Hoya del Paso y Fuente del Sao.
En Santa Cruz: